cueRtos

viernes, marzo 25, 2005

Amor perfecto


Estoy enamorado, y soy correspondido. Esta vez será para siempre, me siento seguro de ello. Las pautas que hemos fijado para nuestra relación capitalizan experiencias de fracasos anteriores, y no nos permitirán fallar. Los resultados están a la vista.

Hace tres años que nos conocemos, y nunca hemos peleado. Nunca una diferencia por nada, nunca un desacuerdo. Nuestro diálogo es profundo y acrecentador, además de respetuoso.
Ella me dice lo que piensa, in-extenso, y si hay algo que me fastidia o estoy en desacuerdo, no contesto en el acto. Me tomo mi tiempo para pensar. Y luego de madurar cada palabra que le diré recién doy mi opinión.
De tal modo evito herirla... Ella hace igual conmigo.
Hace tres meses nos hemos casado. Sin ceremonia de ningún tipo: para nosotros fue sólo una cuestión de papeles. Mucho antes ya nuestro amor estaba consolidado.
Somos felices. Yo le cuento mis inquietudes más íntimas, ella me dice luego -y le creo- que las comprende. Agrega las suyas propias, además de contarme las técnicas que usa en sus bordados, los secretos de su cocina.
Cerca ya de los cincuenta, hemos encontrado el equilibrio sentimental perfecto. Eso sí, establecimos para nuestro matrimonio una norma de hierro: no convivir jamás.
Ella vive en Santa Fe, yo en Santiago del Estero. La conocí por correo. Y así pensamos seguir nuestra relación, hasta la muerte.